enero 13, 2025

La Casa de Santa, un emblema navideño en Hermosillo, cumple 30 años ofreciendo espectáculo, magia y regalos para las familias de la ciudad.

Hermosillo, Sonora, 6 de diciembre de 2024.- Este diciembre, la Casa de Santa cumple 30 años de llenar de alegría y magia los corazones de miles de hermosillenses. Este espectáculo navideño, que incluye música, iluminación y obsequios, se ha convertido en una tradición icónica para la ciudad.

Miguel Ángel Figueroa Gallegos, conocido como “Mágalo”, compartió que esta tradición comenzó en 1994 como un esfuerzo por animar a la comunidad tras la crisis económica de ese año. Su padre, Miguel Ángel Figueroa, decidió disfrazarse de Santa Claus para repartir paletas a los niños y llevar un poco de alegría a las calles. Con el tiempo, esta sencilla iniciativa evolucionó hasta convertirse en lo que hoy conocemos como la Casa de Santa.

«Han sido 30 años llenos de retos, pero también de mucha satisfacción. Es muy especial saber que esta tradición ha impactado a tantas familias, al punto de que los primeros duendes ahora traen a sus hijos para participar en el espectáculo», expresó Figueroa Gallegos.

Evolución de la Casa de Santa
A lo largo de tres décadas, la Casa de Santa ha pasado por varias transformaciones. De los cinco duendes que participaron en un inicio, ahora son alrededor de 50, y el equipo completo del espectáculo suma entre 140 y 150 personas. Además, el espacio ha sido testigo de eventos especiales, como propuestas de matrimonio y reuniones familiares. Este año, se planea una foto conmemorativa que incluirá a todos los duendes que han colaborado desde el inicio.

Inicia la magia el 13 de diciembre
El espectáculo comenzará el próximo 13 de diciembre a las 18:30 horas, y continuará diariamente hasta el 23 de diciembre en dos horarios: 18:30 y 19:45 horas. Durante los 13 días que dura la celebración, se estima que se entregarán cerca de 80 mil paletas a los niños asistentes.

Además, el evento no solo beneficia a las familias asistentes, sino también a los comerciantes locales, quienes aprovechan el flujo de visitantes para generar ingresos. «Es una inversión considerable, pero la alegría y las sonrisas que vemos no tienen precio. La Casa de Santa es un espacio para dar, y eso es lo más gratificante», concluyó Figueroa Gallegos.

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